lunes, 3 de diciembre de 2012

Juzgado y condenado (El Señor Silver IV)

   Sean McSliverly, durante sus años estudiando en el viejo continente, se hizo muy amigo de un compañero de estudios. Tiempo después, Sean conoció a la novia de su colega y esta le pidió ayuda en algunas cosas y llegaron a hacerse amigos, ella le contó algún proyecto que tenía para con sus hermanastros, él le aconsejó en alguna cosa y así pasaron poco más de tres meses hasta que algo ocurrió. 
  Sean y su amigo quedaron para ir a repartir comida entre los necesitados, pero Sean estaba indeciso, puesto que había estado estudiando el día entero y estaba cansado. Al final, tras una larga conversación fragmentada con Jack, su amigo, decidió que iría y reorganizó lo que le quedaba de tarde para poder hacer esa obra buena. Fueron pasando las horas y, cuando estaba volviendo a su casa para ir a misa y después quedar con Jack y su novia para ir a ayudar, recibió un mensaje en el que le decía su amigo: "No vamos a ir, no preguntes por qué". Extrañado, Sean lo preguntó y no le contestó. Solo le dijo que no podían ir. Le preguntó a la novia de su compañero y nada: sin respuesta. Durante la mañana del día siguiente, siguió el mismo repentino e inesperado silencio, tanto por parte de Jack como de su novia, hasta que llegó la tarde-noche y todo se aclaró. Su amigo rompió su silencio cuando Sean estaba en un pub. En ese momento, el mensaje de su amigo fue claro y conciso -o eso creyó él-: "Sé que  tu intención no es mala, pero hablas demasiado con mi novia". Triste al leerlo, a Sean le cambió el semblante. Él jamás quiso hacer daño ni a su amigo ni a ella y lo último que se podía esperar era que le dijera eso. Alucinado, solo pudo decir que lo entendía y que lo comprendía, cuando realmente no estaba seguro de la veracidad de sus palabras. Le pidió perdón su amigo y dijo Sean que reduciría al máximo las conversaciones con ella y añadió que en ningún momento había querido hacer daño ni mal alguno.
  Horas después, le preguntó Sean a Jack si realmente no fueron a llevar comida o solo se lo dijo para que no fuera. Su amigo le contestó que estuvieron hablando de este tema, las conversaciones entre ambos. Al joven McSliverly solo le salieron tres palabras, que las escribió y se las envió a Jack: "Juzgado y condenado".