sábado, 21 de enero de 2012

Una Derrota merecida

Era el primer partido tras las fiestas navideñas y nos enfrentabamos al único equipo al que habíamos ganado anteriormente: el Real Furcias (RF). Fuimos muy confiados y lo pagamos caro.

En este partido se ha descubierto que ha Roma II le faltan principalmente tres cosas esenciales para triunfar: el trabajo en equipo, el respetar las posiciones y el recordar que juegan humanos y no dioses, ni nada por el estilo. Hubo un día en el que pensé que se debía a los cambios contínuos, pero hoy me he dado cuenta que no. Estaba equivocado. Además, si a esta receta le añadimos el exceso de confianza por ver al rival mucho más débil de lo que es o a nosotros como mucho más de lo que somos... dinamitamos toda posibilidad de conseguir algo más que una derrota. Espero que este partido nos sirva de lección y no volvamos a mirar al rival como a alguien inferior o peor porque ya sabemos lo que nos puede pasar. Y ahora, a por la crónica.

El pasado 10 de enero de 2012, Roma II se enfrentó de nuevo al Real Furcias. En esta ocasión, el equipo tuvo dos invitados especiales: Josep Mª Rossinyol, que hizo de semi-entrenador, y Pablo Villaroya. Este partido, desde el principio, estaba condenado: la excesiva confianza en la penosidad del RF hizo que bajáramos demasiado nuestras defensas.

El partido empezó con una jugada favorable para cada equipo: un casi gol nuestro y otro del RF, que fue parado por nuestro gran portero Alex Cavallar. Tras poner en marcha de nuevo la bola,  un fallido ataque de Carlos le regaló el esférico al contrario. El precio que Roma II pagó por ese minúculo error fue el primer gol del RF. Perdíamos 0-1. Sin embargo, la recuperación fue rápida y, tras un córner, Juanca marcó el gol del empate. Tras este 1-1, la tranquilidad volvió, pero poco tardó en irse de nuevo.

Con celeridad atacamos pero perdimos la bola. A Juan le hicieron una falta, que por desgracia no acabó en gol y, además estuvo a punto de ser otro gol en contra si no hubiera sido por el gran Alex.
Otra vez en ataque, Juan fue atacado cayo de nuevo al suelo. Con un magnífico chute, Juan nos demostró su habilidad. Lástima que no entrase, ya que ese habría sido un gol magnífico. Poco después, Villa protagonizó un ataque que también estuvo a punto de culminar en gol, pero el destino así no lo quiso.  Tiempo pasó hasta que la acción volvió en un contraatque de Gila en el que le hicieron una falta que impidió el desenlace esperado por todos. Chutó él y le dio al palo. Lo mismo hizo Jose y fuera terminó. En ese momento, aquel que había ido a ver al equipo se transformó en un entrenador provisional y comenzó a ejercer sus funciones con mucho celo. Con un empate a 1 la primera parte finalizó.

En la segunda, la superioridad del RF se hizo más evidente pues, tras varios ataques fallidos, el 1-2 llegó e hizo a Roma II un daño que, en apariencia, fue irreparable. Así continuó esa mitad. El equipo decidió cerrarse en la defensa y cometer el error que más le había llevado a la derrota. Al no atacar sino defender, le estaban dando el campo entero a los otros. De esta manera estos tenían todo el campo para ellos y casi una libertad total de movimiento. En menos de 15 minutos, el marcador había pasado de un 1-1 al empezar la mitad a un 1-4 a favor del Real Furcias.

Sin embargo, del cielo cayó un ataque de Juan cuyo chute certero entró en la portería casi no visitada del otro equipo añadiendo un tanto a favor de Roma II. Íbamos 2-4. Perdíamos, sí. Pero aun no habían invertido el resultado de la ida. Pero eso no tardó en ocurrir. Cuando el partido estaba a punto de acabar y el árbitro ya se llevaba la mano al silbato, un último ataque del contrario no falló y entró, concluyendo el partido en un vergonzoso 2-5. Se había hecho justicia. La justicia universal había actuado. Nosotros nos habímaos reído del otro equipo y habíamos pagado las consecuencias. Gran lección aprendimos ese día.

No debo olvidar mencionar que se puede atribuir esa derrota a la falta de jugadores de gran nivel como Miquel Moré Bosch, que se estaba dedicando en cuerpo y alma al Treball de Recerca, y  Nacho Ciutad, que había sido operado y estaba en reposo pero acudiría al siguiente partido contra el Orange, uno de los equipos que más daño nos ha hecho (y no me refiero a futbolístico sino real). Pero será para otra crónica.

PD: Siento mucho como está escrita esta crónica pero mis párpados se me cerraban y he tenido que simplificarla y acabarla lo antes posible para no acabar dormido frente al ordenador. También siento mucho no haberla podido publicar antes.

sábado, 14 de enero de 2012

El Silencio de una Clase

Se había pasado. La broma del alumno había llegado demasiado lejos. Tras tantas repeticiones, el profesor se hartó y decidió que todos pagarían: desde el que fue inocente desde el principio hasta el más culpable, pasando por todos aquellos que solo se habían reído- en voz baja y/o por dentro. La amenaza del profesor fue dura y todos sabíamos que esta vez iba a cumplirla. Tras esto, el silencio reinó en el aula hasta el final.
 La gota había colmado el vaso y las consecuencias jamás iban a ser olvidadas.