jueves, 29 de diciembre de 2011

UN DÍA PARA RECORDAR

  El pasado martes 27 de diciembre, un grupo de amigos se reunió en Plaza España para pasar el día por Barcelona. El organizador de esta expedición, Fernando Gilabert, nos citó a todos entre las 11 y las 11:45, pues sabía que algunos dependían de la RENFE, que no es excesivamente puntual.En un principio íbamos a ser bastantes, sin embargo, por las fechas que eran, el número se redujo a ocho. Siete nos reunimos en el lugar anteriormente mencionado y el octavo miembro del grupo se nos unió en la segunda parada de la ruta. El objetivo de esto era pasar un buen día y, además, visitar sitios de Barcelona a los que, a pesar de la proximidad, uno no va (vaya ironía).

  El primer sitio que visitamos fue el Pabellón Alemán, de L. Mies Van der Rohe, donde surgió la pregunta de la mañana: ¿De dónde era Mies Van der Rohe? ¿Era ruso o era alemán? Los que apoyaban la primera respuesta se basaban en lo que se dijo en su clase de Historia del Arte; los otros, se basaban en el nombre del lugar, de la persona y en la situación histórica. Al final, se descubrió que era alemán, de Aquisgrán.
Después de esto, nos dirigimos al Caixaforum, que está en frente del Pabellón y entramos en la exposición del Impresionismo, de la colección de Robert Sterling Clark. En esta pudimos ver pinturas de Monet, Degas y Renoir, entre otros. Fue impresionante (y nunca mejor dicho). Cuando salimos de allí, ya estaba completo el grupo de los ocho magníficos: Claudia Pintos, Dolors Olivé, Cristina Drudis, Miquel Baltà, Fernando Gilabert, Juan Carlos González, Marc Iglesias y yo, Ignacio Martinez.
  Acto seguido, y tras meditarlo, nos dirigimos hacia el MNAC, pero en lugar de entrar, nos quedamos sentados en un banco de piedra escuchando a un hombre que tocaba y cantaba canciones de Sabina. Aprovechamos ese rato para descansar y, una vez listos, nos movimos y fuimos hacia el Palacete Albéniz, pero nos equivocamos de entrada, pues a la que fuimos estaba cerrada a cal y canto. Entonces decidimos dirigirnos hacia la otra. En el camino hacia esta, pasamos por delante del Estadio Olímpico de Barcelona, donde protagonizamos la escena que haría memorable este día. Al entrar en este lugar, Fernando dijo de colarnos dentro y, menos Claudia, Miquel y Marc, el resto lo hicimos, dando Juan Carlos el primer paso. Después de un rato dando vueltas por los pasillos tras la gradas, nos pillaron los de la seguridad, ya que por culpa de un servidor habían avisado de que un grupo de jóvenes había entrado. Es más, no nos atrapó de lejos sino que, cuando pretendíamos acercarnos a las gradas para bajar al campo, ¡casi chocamos con él! Entonces, nos llevaron a la entrada y tras la expulsión de las instalaciones de esta humilde persona, todo el grupo se solidarizó con el cronista, salieron y continuamos nuestro camino hacia la otra entrada del Palacete. Cuando la encontramos, nos dijeron que solo los festivos abrían y que nos fuéramos.
  En aquellos momentos, al entrar en los Jardines de Laribal, encontrar un bonito mirador y ver la hora que era, decidimos comer allí. Comimos con tranquilidad, Juan Carlos, Miquel y Fernando jugaron un rato con una mandarina que había arrancado el primero del árbol hasta que el segundo la chutó. Entonces, aquel que la cogió volvió a por más y, escondido entre los arbustos, nos lanzó tres y volvió. Tras este parón para comer salimos de los jardines, avanzamos de vuelta hacia Plaza España (lugar al que no volvimos al final) pero nos metimos en el Teatro Griego. Allí decidimos que iríamos al Barri Gòtic en lugar de Montjuic. Entonces, bajamos hacia la calle Paralelo, por la que fuimos hasta que torcimos hacia las Ramblas y llegamos a Colón. Una vez allí, nos metimos por el carrer Ample, que era estrecho. Por allí caminamos y pasamos por la Iglesia de la Mercè, por una tienda de dulces artesanos donde probamos algunos y, finalmente, llegamos a la Basílica de Santa María del Mar. Pero aun estaba cerrada así que esperamos y, mientras, las tres chicas entraron en una tienda para comprarle un regalo a una amiga suya. Cuando abrió el templo, ellas ya habían salido sin haber adquirido nada y el grupo entero entramos en Santa María del Mar. Tras quedar admirados por la belleza del edificio, de las vidrieras, de las estatuas de los santos y santas, nos fuimos y avanzamos hacia la Catedral de Barcelona para admirar, entre otras cosas, la fachada gótica del siglo XIX. Sin embargo, al llegar a la Plaza de Sant Jaume y ver los Belenes, nos íbamos dirigimos directamente hacia las Ramblas, pero acabamos yendo pasando por Santa María del Pi, a la que no pudimos entrar porque estaba cerrada.
  Entonces llegamos a las Ramblas, delante del Liceo. Mientras subíamos hacia Plaza Catalunya, se propuso ir a la calle Tallers, al final de la cual solo fuimos cuatro, ya que el resto se escabulleron hacia el Triangle. Cuando nos reunimos todos de nuevo en frente de aquel edificio, Fernando nos dijo que él conocía un sitio donde se podía tomar el mejor chocolate caliente de la zona. Siguiendo su consejo, nos fuimos a la Farga Delicato, en Rambla Catalunya junto a un Starbucks entre Gran Vía y Plaza Cataluña. Reconozco que no se equivocaba: el chocolate caliente era increíble. Además, Miquel y él se pidieron unos churros, aunque el segundo había pedido antes un croissant pero por su inesperado tamaño lo cambio por lo otro. 
  Tras estarnos un buen rato tomándonos lo pedido, hablando y riendo, llegó el momento de la despedida. Primero, Claudia y Dolors, que venían de Sabadell, se fueron a la estación de RENFE de Plaza Catalunya. Después, Marc se fue a la Plaza Urquinaona para coger allí la L4 y el resto nos fuimos a la parada de ferrocarriles y nos subimos todos en el mismo tren  que, progresivamente, lo fuimos abandonando hasta que en Sarrià, cuando Cristina bajó las escaleras para hacer trasbordo y yo salí de la estación, el grupo se dispersó.

Esta es la crónica de un gran día. Esta es la crónica de un día para recordar.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Un tiempo inolvidable II

Hace tres meses escribí una entrada dedicada a dos enamorados que cumplían tres meses. Hoy se lo dedico a los mismos y, en esta ocasión, en honor a sus seis meses juntos.

¿Qué son seis meses para dos personas que se quieren con locura? ¿Qué es ese tiempo para dos que se han visto casi tanto como con sus padres? Con estos hecho y más, puede uno darse cuenta del amor que estas dos bellísimas personas sienten entre ellos y de lo felices que son.Además, gracias a ese sentimiento y como se sienten, solo desprenden alegría y felicidad, lo que hace que la gente a su alrededor reciba esta energía positiva.


De nuevo hago la misma pregunta: ¿Qué son tres meses para alguien que está enamorado?
Un tiempo inolvidable e irrepetible.
¡¡Felicidades M.M.!! ¡¡Felicidades M.D.!!

lunes, 19 de diciembre de 2011

Llamada a los amigos del pasado

¡Oh! ¿Dónde estáis? Decídmelo amigos del pasado de los que hace mucho que no se nada. Volved. Os lo ruego. Regresad, os echo de menos. ¿Cómo puedo saber algo de vosotros? Solo siento dolor al pensar en lo lejos que estáis. Os busco y no os encuentro. ¡Dadme alguna pista de vuestro paradero!, os lo imploro. 

Tiempo hace ya que deseaba escribir esto. Puede alguien, a quien hace mucho que ni vemos ni sabemos de él/ella, saber del dolor que sentimos al recordar los buenos tiempos ya pasados. Puede alguien que quizás no nos recuerda sentir nuestras ganas de volver a verle. ¿Cómo es posible que en un mundo tan desarrollado, globalizado y unido podamos llegar a perder el contacto completo con amigos que hicimos años ha?

Supongo que esto es fruto de mi memoria de algo ya vivido con gente a la que recuerdo pero con la que no sé si me reencontraré algún día.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Una Victoria Frustrada II

Primero de todo, esta entrada no es la continuación de la anterior victoria frustrada, sino que ha sido otro partido en el que posiblemente Roma II habría ganado. Segundo, en este me atrevo a afirmar que hubo cierta negligencia arbitral y que el otro equipo no dudó ni un segundo en atacar con dureza para conseguir la bola y, por desgracia acabó en las piernas de nuestros jugadores. Tercero, y no por eso menos importante, este encuentro fue dominado por Roma II, pero la eficiencia y eficacia del Ballantines nos superó. Dicho esto, aquí llega la crónica.
Desde las 18.45, los miembros del equipo estuvieron entrenando en el Maddock para preparse. Tras media hora de intenso entrenamiento, llegó el entrenador, el cronista y el resto del equipo y se procedió a hacer la foto de equipo para inmortalizarlo. Tras esto, nos dirigimos al campo para empezar el último partido del 2011.
A las 19.30, este empezó. Como nosotros sacamos, fuimos capaces de hacer un primer ataque contundente y directo, sin embargo, la "poco limpia" manera de jugar del contrario impidió que se llevara a cabo. Esto ocurrió porque a Juan, quien estaba a la cabeza de este, le hicieron una falta instantes antes de chutar. Esta acción estuvo a punto de culminar en gol, pero los otros la interceptaron y con un contraataque llegaron a nuestra área y el gran cancerbero Alex, impidió que marcaran. Este sacó en largo y avanzamos hasta su portería y, tras dos disparos a puerta, uno de Nacho Ciutad  y otro de Enrique Galve, el portero del Ballantines la paró. Poco después ocurrió algo parecido que concluyó con un palo de Juan. De nuevo, otro ataque fallido. Entonces empezaron las negligencias del árbitro. En el área del contrario, unas manos que podían haber significado un gol a nuestro favor, no fueron pitadas y los otros se precipitaron sin tardanza aprovechando el desconcierto que reinaba entre los nuestro y llegó el primer gol. Perdíamos 0-1.
Tras esto, Roma II se puso las pilas para recortar esta mínima distancia y empatar el partido pero, hasta que Alex no salvó dos goles, no llegó nuestro ataque, que casi fue el empate: Juan llegó a la portería, chutó pero fue al palo y perdimos otra gran ocasión. Para empeorar las cosas, la parsimonia de los nuestro al bajar y la velocidad del contrario, significó un gol más en contra. 0-2. A pesar de nuestros esfuerzos para evitarlo, el 0-3 no tardó en llegar.  Tras esta tercera herida, le hicieron una falta a Juan y casi marcó un gol, pero el resultado NO cambió a 1-3, sino que se mantuvo en 0-3. Con esto acabó la primera parte.
Después de un muy breve descanso, la segunda mitad empezó y en esta nuestros ataques se acentuaron, pero de nuevo los palos y la línea de fondo recibieron las bolas en lugar de la red. De nuevo, casi llegó el 1-3, pero esta vez de la mano de Ignacio Calderón. A este gran ataque le siguió una contra de Alvaro Trius que, otra vez, casi concluyó en gol, pero la defensa numantina del Ballantines lo paró. Con la ayuda de Juan Carlos González, Ignacio Calderón volvió a arremeter pero la linea de fondo atrajo el balón y este se alejó de la portería y no entró. Tras tantos ataques, el Ballantines atacó de nuevo pero José María Pujol lo salvó poco antes de que entrara.
Poco después, como consecuencia de una gran cantidad de faltas no pitadas, juego sucio y negligencias arbitrales, una falta a Ignacio Calderón casi desencadenó una batalla campal, que se quedó en discusión calentita. Al acabarse esta, los otros se vengaron y nos marcaron el 0-4. Tras un intento de gol por parte de Juanca, Calderón marcó el 1-4, el gol que no les dejaba irse sin ninguno en contra y demostraba nuestro buen juego. Seguido de este, en pleno contraataque nuestro, a Gila le hicieron una falta que no solo nos cortó nuestra respuesta a su ataque fallido, sino que significó la expulsión de aquel que mediante el juego sucio nos paró. El arbitro, después de nuestro avance in extremis iniciado por la falta mencionada anteriormente, anunció que el partido había terminado.
Pero no acabó ahí la cosa. Cuando este hizo eso, los jugadores del otro equipo, QUE HABÍAN GANADO, se fueron a quejar del arbitraje. Después de ver el ridículo que hicieron y los comentarios racistas que sobraban, nos enteramos del motivo de su queja. Les había molestado que pitara falta cuando nuestro jugador se había tirado y había obligado a uno del otro equipo a hacerle una segada por detrás.
Sin embargo, a pesar de los inconvenientes, este partido fue uno de los mejores del equipo pues fue una exhibición de nuestra técnica de juego, de la utilidad de los entrenadores, del público a favor del equipo y de la cohesión y unión de la gran Roma II.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Los Duelos del Sadhill Saloon II

Aquí continúo con los Duelos del Sadhill Saloon:


Una vez se situaron a escasos metros de la escalinata que conducía a la puerta, el Sheriff Will expuso su plan para arrestar a Walt McAusten y su banda.

-Será simple, pero no fácil- dijo Will-. Ned y Mike subiréis uno por cada escalera y con vuestras escopetas nos cubriréis mientras nosotros intentamos detenerles por abajo. Wyatt, tú entrarás y te situaras junto al piano; y tú, Virgil, te dirigirás hacia allí- continuó el sheriff señalando una ventana a la izquierda de la puerta y cerca de la esquina-. De esta manera, Walt y su clan estarán en el centro y será más fácil matarles, si se resisten a ser arrestados por sus crímenes cometidos. Adelante.

Una vez dicho esto, Ned y Mike se dirigieron a las escaleras laterales del edificio, las subieron y entraron. Cuando cruzaron el umbral de la puerta, sacaron sendas escopetas y las cargaron para poder entrar en acción tan pronto como fuera necesario. Al acabar de prepararlas, se las escondieron debajo de la chaqueta y se acercaron a la barandilla del piso de arriba, desde donde actuarían. Esta empezaba por la derecha de la barra, ascendía junto con unas escaleras, cruzaba todo el pasillo y descendía de nuevo al piso de abajo. Después de mirar a los que estaban en el bar, Ned localizó a Walt y su banda en una de las mesas circulares. Eran siete e iban armados.

De repente, Mike vio como Rubio entraba, se dirigía junto al piano y hacía ademán de interesarse por el tipo de madera de este mientras se llevaba la mano derecha a la funda de su peacemaker. Poco después, Virgil cruzó la puerta y fue directamente a hablar con Ike, un viejo amigo suyo de la escuela que estaba en una mesa puesta en diagonal a la de Walt. Se apoyó en el respaldo de la silla de su antiguo compañero y, mientras hablaban, amartilló su Colt Dragoon. Al ver como el Tísico había hecho eso, Mike se preguntó si además de haber cargado su escopeta, la había montado. Espero que sí, se dijo. Ned, por su parte, quería que todo se acabara, pues presentía que el plan no iba a salir según lo previsto. Wyatt, mientras observaba como los parroquianos del Saloon bebían y jugaban, recordó aquel funesto día en el que su familia fue asesinada a sangre fría por un hombre con una cicatriz en el ojo y que en esos momentos estaba sentado en una mesa circular situada entre las escaleras del lado izquierdo. Por fin iba a vengarse, pensó, y a restablecer lo que él llamaba la “justicia universal”. Entonces entró Will.

Avanzó firmemente hacia la barra. No miró hacia los lados en ningún momento, pero notaba cientos de ojos puestos en él. Conforme se acercaba a esta, empezó a pensar en que ese acto iba a ser un punto de inflexión en su vida como sheriff, pues podría conseguir la gloria por haber arrestado a Walt y su banda o la muerte. Cuando llegó, miró fijamente al gran espejo, donde pudo ver la situación exacta de los forajidos.

-Póngame un whisky, por favor- le pidió amablemente al camarero.

Este cogió un vaso y la bebida de los estantes y los puso sobre la barra. Cuando Will escuchó el ruido del chocar contra la madera y del corcho al ser liberado de la botella, se dio cuenta del silencio que reinaba en el Saloon. Después de haberlo servido, el camarero se alejó del sheriff para ir a reponer la ampolla en su lugar. Entonces el Will se tomó todo el whisky de un trago. Se armó de valor. Cogió aire.

-¡Váyanse todos de aquí menos los siete a los que hemos venido a buscar!- dijo con fuerza.

Acto seguido, todos se levantaron de sus asientos, salieron por la puerta y dejaron el local desierto. Pero no del todo. Solo quedaron siete personas, aparte de la autoridad. Solo quedó una mesa ocupada. Era redonda. Había siete hombres sentados en ella. Tomando de nuevo la palabra, anunció:

-Walt McAusten, estáis todos arrestados, desenfundad vuestras armas y dejadlas en el suelo.

-Hey  sheriff, si quieres nuestras Colts, ven tú mismo a por ellas- respondió con chulería el jefe forajido.

Tras un breve silencio incomodo, se oyó a Wyatt decir con odio:

-¡Walt, Dios te ha dado una última oportunidad para arrepentirte y entregarte, aprovéchala!

A continuación, los miembros de la banda de McAusten se llevaron las manos a sus cartucheras. Amartillaron sus armas. El infierno se iba a desatar en aquella habitación.

Los Duelos del Sadhill Saloon I

Con esta historia y el resto de sus partes me traslado de las altas colinas verdes a las marrones e interminables llanuras de Arizona, donde tuvo lugar uno de los duelos ficticios más famosos: los Duelos del Sadhill Saloon, entre las autoridades locales y la banda de Walt McAusten. Aquí va:

“¡Y se dice que en los pueblos pequeños alejados de la frontera nunca pasa nada!” pensó el Sheriff de Sadhill bajo la luz de la luna mientras se acercaba al Saloon con sus cuatro hombres de confianza. Él, como autoridad, vestía un traje de tonos claros que consistía en una camisa y unos pantalones de color blanco, una americana beige que conjuntaba con las botas y el cinturón y, para completar la vestimenta, un sombrero de ala ancha marfil. Sus compañeros, por su parte, decidieron ir acordes con la noche pues llevaban ropas oscuras: combinaciones de azules oscuros y negros, pero que coincidían con el gorro, que era de tono azabache. Los cinco eran altos, de constitución fuerte, y claros de piel. El color de pelo de los representantes de la autoridad era de dos tipos: castaño oscuro, para el Sheriff Will y su mano derecha Wyatt “el manco”, y negro como la obsidiana, que era el caso de Virgil “el tísico”, Ned “el tirador” y Mike.

“El manco” era el apodo de Wyatt porque no acostumbraba a usar la mano izquierda para disparar, a pesar de que llevaba siempre un revólver Colt peacemaker a cada lado. Se decía que la extremidad se le inutilizó, en su niñez, durante un tiroteo en su casa cuando una bala se la atravesó. Aquel día, después de perder a su padre y a su hermano, juró que les vengaría y se haría agente de la ley para intentar evitar que aquello que le ocurrió, no lo sufriera ninguna familia más. De lo jurado en aquel funesto día, lo primero iba a cumplirlo ahora  y lo segundo ya hacía años que llevaba hecho. Aunque solo usaba una mano, corría la voz que nunca había perdido un solo duelo en sus 30 años de vida.

Virgil era, junto con Mike y Will, uno los tres miembros de la autoridad oriundos de Sadhill y era el sobrino del anterior Sheriff, que fue brutalmente asesinado por un grupo de mineros borrachos mientras volvía a su casa. Su apodo, “el tísico”, se debía a la enfermedad que le iba matando lentamente desde su infancia, pero a la que resistía gracias a su sano estilo de vida. Como Wyatt, el porqué de su unión a las fuerzas de la autoridad del pueblo se debía al querer hacer pagar  a los asesinos por sus actos. Virgil siempre llevaba tres armas con él: a la altura de su corazón llevaba un Smith & Wesson Model 1, pues le servía de protección y, por su pequeño tamaño, era un arma manejable; un Remington 1858 a su derecha; y, por último, a su izquierda, un Colt Dragoon revólver.

Ned era de un pueblo de la frontera mexicana donde la palabra crimen era la más repetida por la gran cantidad de estos que se cometían. Su familia fue una de las fundadoras de ese lugar por lo que se les respetaba y tenían poder, pero eso no les libraba de los problemas causados por el tráfico de armas para la Confederación. Por esa razón, todos en el pueblo sabían manejar, como mínimo, un arma de fuego. En el caso de Ned, él dominaba dos.  Primero de todo, su preferida era su queridísima Coach Gun, que era una escopeta de dos cañones que había usado durante toda su vida, especialmente cuando estuvo trabajando para la Wells & Fargo co. Como escolta de las diligencias de la compañía previamente mencionada por los peligrosos trayectos desde Dodge City hasta Dallas, pasando por Sadhill. Ahí fue donde conoció el pequeño pueblo. Además, gracias a sus actos durante su trabajo para la compañía, Ned se ganó el apodo de “el tirador”, pues la mayoría de los carruajes que el escoltó llegaron como se hubo previsto. Su segunda arma era un Smith & Wesson No 3, que era un revólver del calibre 44 con cuyas balas había parado un gran número de atracos y había ganado muchos duelos contra forajidos.


Los cinco hombres se pararon delante de la puerta del Saloon. La altura de este, en comparación con la del resto de edificios del pueblo, era mayor ya que, a pesar de que tenía dos plantas, estas eran muy altas. En la primera planta estaba el bar, donde la inmensa mayoría de los habitantes de Sadhill pasaban las tardes y las noches haciendo vida social. Allí había una larga barra en el lado opuesto a la puerta principal y estaba situada entre las dos escaleras que conducían al piso de arriba, en el que estaban las habitaciones donde solían hospedarse los extranjeros o forasteros que pasaban por el pueblo. Entre la puerta y la barandilla de las escaleras había catorce mesas. Seis de estas eran redondas y estaban tres intercaladas entre las dos filas de cuatro mesas cuadradas. El otro trío de las circulares se situaba entre la barra y la primera fila de mesas rectangulares. Entrando al bar, en la esquina derecha, había un piano, muy desafinado por su antigüedad y excesivo uso. A cada lado del exterior del edificio, se erigían dos escaleras por las que se podía acceder directamente al piso de arriba. 

martes, 22 de noviembre de 2011

¿Las matemáticas un pasatiempo?

Según la RAE, un pasatiempo es: "Diversión y entretenimiento en que se pasa el rato". Hace unos días (o más bien semanas) oí una frase ofensiva contra todos aquellos que estudiamos el bachillerato social o variantes de este. Aquí va la historia.

"El pasado martes 9 de noviembre, estábamos en el tren de las 16:59 unos cuantos miembros del equipo Roma II y nos encontramos con unas conocidas de algunos de ellos. Resultó ser que eran de un curso menos que nosotros y empezaron a hablar sobre distintos temas: si adónde iban todos, si iban a ir a no sé que convivencia de la parroquia (que es donde se conocieron) y tras unos cambios más de tema, llegó el de la carrera que vamos a hacer y de qué bachillerato estudiamos para poder llegar a esta. De nuestro grupo la mayoría excepto dos, entre los que me incluyo, hacen el bachillerato tecnológico. Las dos amables chicas con las que estábamos hablando hacen también el social pero con ciertas combinaciones aun más estrafalarias que las que el señor Gómez y yo hacemos. Resultó que hacían latín, otra asignatura (creo que economía) y, para romper las barreras del bachillerato, las matemáticas del social y las del tecnológico.

Tras oír esto le hicimos una pregunta que era inevitable: "¿Por qué haces las dos matemáticas?" La respuesta fue directa y sincera, pero dolió: " Porque me encantan las matemáticas"-hasta aquí todo bien-"porque claro las del social son un pasatiempo, como ya sabéis"-ahí dolió"."

Antes de continuar debo dejar una cosa muy clara para que no haya problemas: no escribo esto desde el resentimiento, lo que ocurre es que me acabo de acordar y lo quiero plasmar en mi querido blog. 

Supongo que después de oír esto, se entenderá el título de esta entrada. Desde que empecé a hacer este bachillerato he oído tantos ataques contra él que la lista es interminable. Sin embargo, esto se lleva la palma. ¿Cómo puede alguien atreverse a decir que las matemáticas aplicadas a las ciencias sociales son un pasatiempo? Es verdad que, en cierto sentido, son menos complicadas que las del tecnológico. Pero, de ahí a decir que son una diversión para pasar el rato... Eso ya es excesivo, por mucho que quien diga esto adore las matemáticas. 

PD: si algún lector de esta entrada estuvo presente en los hechos narrados, ¿le podrá hacer llegar esto a la persona citada? Gracias.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Una Victoria Frustrada

"La mejor defensa es un buen ataque" dijo un gran sabio de la Antigüedad y este iba a ser el lema de Roma II en el partido contra el Heineken, el pasado día 9 de noviembre. Además, en este acontecimiento se demostraría lo unido que está el equipo pues fue el encuentro al que nos presentamos con más suplentes, que pudo causar muchos problemas. Por desgracia, los causó.
El partido empezó con el siete inicial: Alex Cavallar como el Can Cerbero, Carlos Gómez y Alvaro T. en la defensa, Miquel Moré en el centro y Juan Carlos González, José Mª Mabres y Fernando Gilabert en la delantera. Nos tocó sacar a nosotros, Roma II, y, para esto, Carlos y Juan Carlos se dirigieron al centro del campo. El partido estaba a punto de empezar. Cuando el segundo se la pasó al primero, este vio que el portero contrario estaba adelantado y en la luna. Al recibir la bola, Carlos no dudó ni un segundo en chutar a gol aprovechando el estado del guarda meta. El esférico voló alto y, cuando le pasó, este se dio cuenta de la situación, de lo que iba a ocurrir. Retrocedió hasta la portería esprintando. Era muy tarde. El balón ya había cruzado la línea. Carlos había abierto el marcador. En menos de un minuto ya ganábamos por un gol. 1-0. Este hecho nos subió la moral.
El encuentro continuó y nuestros ataques también. A los 15 minutos empezaron los cambio que, a la larga, iban a ser nuestra perdición. Gracias al gran portero Cavallar, y a nuestro inquebrantable muro defensivo, todos los ataques del contrario durante el primer tiempo fueron fútiles y no llegaron a buen puerto. Sin embargo, nosotros no corrimos la misma suerte y, tras 20 minutos de ataques continuos, José Mª Mabres marcó el segundo gol tras un pase de Juan Carlos, con quien acababa de empatar en goles marcados. 2-0. Justo después de este, la primera parte terminó.
La segunda parte fue distinta de la primera desde el principio por dos motivos: primero, se rompió la unión del equipo; segundo, caímos.
En el minuto uno del segundo periodo, Nacho Ciutad, Ignasi Canals y Gerard Márquez, entre otros, saltaron al terreno de juego. Al principio, nuestros ataques eran continuos pero, con el paso de los segundos, el contrario intensificó sus ataques, que eran parados por el gran Alex. No obstante, en uno de esos no tuvo tanta suerte y nos marcaron el primer gol. 2-1. Con este gol en contra, el tiempo se aceleró y empezamos a temer por nuestra victoria. Después de dos grandes ataques, uno de Nacho Ciutad en solitario y otro de Juan Carlos, tras un pase del anterior, llegó el empate. ¡No podía ser!¡Ninguno de nosotros se lo podía creer! ¡2-2! Habíamos pasado de ganar de dos a estar empatados. En ese momento, la velocidad del tiempo era incalculable. El miedo nos había alcanzado y la había acelerado.
 Nuestro último error fue el cambio de táctica que hicimos al final. Viendo como estaba el panorama, decidimos centrarnos en la defensa para evitar cualquier gol, lo que impidió que atacáramos y casi dio carta blanca al Heineken, nuestro contrincante, para que atacara, pues solo defenderíamos y no contraatacaríamos. Momentáneamente funcionó, pero a la larga, en el último minuto del partido, nos falló y nos marcaron. 3-2. Solo nos quedaba un minuto para  poder arreglarlo, pero ya era tarde. Ese gol nos hundió. Al minuto, el árbitro pitó. El partido se había acabado.
Realmente se comprobó que la mejor defensa es un buen ataque ya que mientras nosotros atacábamos, nosotros dominábamos el partido y, cuando se nos ocurrió defender, se alteraron los roles y fuimos dominados hasta ser derrotados. Supongo que todos los que han leído esto ya entienden el porqué del título. Iba a ser una gran victoria, pero nos la frustraron.
PD: pensaba escribir la crónica del fatídico partido siguiente pero he decidido que por el bien de todos ese partido será olvidado y nunca tendrá crónica escrita por mí.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Crónica del primer partido de Roma II

Quisiera pedir perdón a todos aquellos que llevan unos días esperando a esta entrada. Además, antes de que lean la crónica, me gustaría que sepan que no es una crónica típica que uno se encontraría en un periódico deportivo pues he querido hacerla al estilo de una narración de aventuras. También deben saber que la brevedad se debe a que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Aquí la tienen:
"Al principio, nada parecía estar a nuestro favor, pues el equipo contrario era, aparentemente, superior y estaba más unido que nosotros. Sin embargo, Roma II decidió que lucharía por la victoria.
Efectivamente, la fuerza del contrincante no se mantuvo escondida durante mucho tiempo y demostraron ser un duro rival para nosotros. Sus lances certeros no tardaron en hacerse intensos y continuos. Los diez primeros minutos fueron eternos, nuestros ataques eran pocos y los del otro equipo abundantes, pero parados por nuestra gran defensa. Cuando estos minutos pasaron, nuestro declive empezó: nos marcaron el primer gol, a pesar de las acciones de nuestro portero y el ya mencionado muro defensivo, y no iba a ser el único.
 Tras esta primera herida, nuestro valiente equipo decidió aumentar su defensa, aunque eso conllevara aflojar el ataque, pues querían evitar que el número de goles del contrario incrementase. Ese fue un gran error pues la mejor defensa es un buen ataque y si los atacantes son buenos, eso se convierte en una gran defensa junto a una mejor ofensiva, que causó el aumento del  marcador. Tras, mas o menos, otros diez minutos, el arbitro, que solo sabía pitar faltas hechas por nuestro equipo, avisó del fin de la primera parte y ya íbamos cuatro a cero.
Durante el descanso, aparecieron dos ángeles, dos talismanes, dos personas que con su apoyo moral consiguieron que nuestro equipo se animase y cambiara de una técnica defensiva a una ofensiva: estos fueron O** y R**.
La segunda parte fue mucho más fructífera que la primera. Empezó con la entrada de Ignacio Calderón y Juan Araquistain, que con la estrella apagada temporalmente Carlos Gómez, formaron la delantera más ofensiva del partido. El portero también cambió e Ignasi Canals le dejó su puesto a Fernando Gilabert, que iba a ser aquel que empezó el ataque que culminó con el primer gol. En la defensa hubo ciertos cambios. Este periodo empezó con dos goles del contrario. Tras estos, aunque aparentaba que Roma II estaba derrotada, esta resurgió de sus cenizas y, tras un avance del gran portero Gilabert hasta el centro del campo con el esférico y su pase a Juan, tras regatearse a cuatro, este último marcó el primer gol de nuestro equipo: íbamos seis a uno. Carlos intentó marcar un gol pero el portero contrario paró el estelar disparo de nuestro jugador: ese no era su día. Poco después de que nos marcaran el séptimo gol, Ignacio Calderón atacó de manera certera la portería enemiga y marcó nuestro segundo tanto. Parecía que estábamos remontando. A continuación, tuvimos el tercero a nuestras puertas pero el cansancio y la fatiga impidieron al gran Juan Carlos González marcar el gol. Cuando el partido estaba a punto de terminar y pensábamos que la diferencia de goles sería solo de cinco, nos marcaron el octavo y esta fue de seis. Así acabó el partido y tuvimos nuestra primera derrota.
Antes de acabar no debo olvidarme de mencionar las actuaciones de los muros llamados Gerard Márquez y Josep María Mabres. Además de decir que se lamentó mucho la ausencia del portero Alex Cavallar y el defensa Nacho Ciutad.
En conclusión, a pesar de que perdimos, debe recordarse que la Guerra de Secesión Americana empezó con la derrota de la Unión en Bull Run I, pero estos acabaron ganando el conflicto. Así que, ya que era un amistoso, nos sirvió para practicar, pasarlo bien, ver nuestros defectos para poder corregirlos y prepararnos para darlo todo en los partidos oficiales y demostrar a los de la liga Maddock quien es Roma II"
¡¡¡Roma II vincet!!! (¡¡¡Roma II vencerá!!!)

jueves, 22 de septiembre de 2011

Un tiempo inolvidable

Cierto 22 de septiembre, un amigo cumplió tres meses con su novia. Pero, ¿qué son esos tres meses? ¿Serán una tortura? ¿Serán los mejores de su vida? Para alguien enamorado debe ser un gran momento, un periodo en el que todo es bonito, cuando todo es un camino de rosas. En ese tiempo pasa junto con su amada únicos instantes, disfruta de su presencia, se aleja de la que puede ser una dolorosa realidad para desplazarse a un lugar dónde todo es perfecto.
¿Qué son tres meses para alguien que está enamorado?
Un tiempo inolvidable e irrepetible.
¡¡¡Felicidades M. M.!!! ¡¡¡Felicidades M.D.!!!

jueves, 14 de julio de 2011

Aviso a la Soledad

Oh Soledad, dime: ¿Qué te he hecho para que me ataques de esta manera tan cruel? ¿Por qué la has tomado conmigo? ¿Quién te ha mandado para que me agarres con tu fuerte puño y me estrujes hasta casi dejarme llorando?

Yo pensaba que solo asaltabas a los que tienen la independencia total o casi completa, pero acabo de descubrir que no. Eres como un demonio que agrede cualquiera; especialmente a aquellos que intentan cambiar su manera de actuar para alejarse de ti. ¿Por qué no nos dejas vivir tranquilos? ¿Por qué te has metido en mi vida? Sabes perfectamente que si en mis manos estuviera, te eliminaría y así libraría a muchos de tu yugo.

Soledad, esto es todo lo que hoy te puedo decir. Pero no olvides mis palabras...

lunes, 30 de mayo de 2011

EL ARPA: “Así que es verdad, pensó, es realmente cierto” II

... El camino no sería corto pues se tenía que desplazar hasta la otra punta de la provincia. Durante el trayecto, que duró varios días, se encontró con gente de muchos lugares de procedencia distintos y que ejercían todo tipo de profesiones: desde mercaderes hasta carpinteros. Como avanzó por rutas alejadas de las poblaciones, la mayoría de noches las pasó al raso.
   Al quinto día de viaje, el gobernador vio en el horizonte los primeros árboles del bosque. “Por fin he llegado” pensó. Después de cabalgar durante medio día más, se adentró en las oscuras profundidades del bosque.
El criado le había dado un plano del bosque con los lugares donde los otros viajeros creían haber pasado. Por eso estaba lleno de distintas líneas de diversos colores trazados en él. Sean, el gobernador, observó que había una pequeña ruta formada por los espacios que dejaron los otros que conducía al centro del bosque dando una larga vuelta. “Ese es el camino que tomaré,” se dijo a sí mismo, “por ahí llegaré al arpa del dios”. Lo que no sabía era que sin dolor no hay gloria.
Durante los primeros pasos no tuvo problema alguno en guiarse pues solo se podía seguir una única vía pero, tras una hora de avance continuo, este se bifurcó. Sacó el mapa de nuevo para decidir cual seguir pero como no estuvo seguro, se guió por su instinto y fue por el de la derecha. Tras continuar durante un largo y penoso rato, se dio cuenta de que estaba anocheciendo, pues la poca luz solar que traspasaba las frondosas copas de los árboles había desaparecido y cada vez veía todo más oscuro. Siguió por el estrecho sendero hasta que creyó ver una casa pero, cuando descubrió que era la diminuta cabaña de un druida intentó no parar. En ese instante, algo cogió las riendas de su caballo y este frenó en seco. Era él, el habitante de esa casa.
   “Bájate del caballo” le dijo a Sean. Este obedeció inmediatamente. Cuando se apeó, el druida sacó una espada y empezaron a luchar. Tras un breve duelo, Sean redujo a su contrincante y este, como premio, le indicó por donde debía avanzar para llegar a su destino. Para llegar al corazón del bosque. Para encontrar el arpa.
   Tras marcarle en el mapa donde estaba e indicarle el camino, nuestro héroe cabalgó hacia su objetivo. Después de vagar durante toda la noche, Sean llegó a un claro donde encontró un riachuelo en el que su caballo pudo beber. Durante ese rato, el jinete fue a investigar un poco los alrededores de ese claro y, cuando regresó, se encontró con su caballo muerto. “¡Qué raro!” pensó él “ninguno de los caballero que hicieron esta búsqueda perdieron el caballo ni se encontraron con aquel druida. No me queda otra que seguir el río hasta su nacimiento para intentar llegar al centro del bosque”. Entonces empezó a remontar el curso del río hacia “aquella gran laguna de aguas cristalinas de donde empieza a fluir”, como le dijo el derrotado espadachín.
   Ya no le quedaba nada. Después de seguir río arriba durante días y no poder cazar animal alguno, se le acabó la comida y todavía no había llegado. Cuando estaba a punto de desfallecer, Sean vio una laguna de tono turquesa por el reflejo de la luz solar sobre las algas situadas en el fondo de esta. En ese preciso instante, tras ver eso, la energía le volvió y, como un rayo, se fue corriendo hasta el claro. Allí la vio. El inmenso arpa de oro con una franja de rubíes y esmeraldas. “Así que es verdad”, pensó, “es realmente cierto, la leyenda no era falsa, la he encontrado”. Acto seguido, avanzó hacia esta y la tañó. Las cuerdas, de apariencia de acero, se ablandaron hasta convertirse en las mejores para ser tocadas. La melodiosa canción que tocó Sean hizo que su caballo reviviera, que se abriera un camino de salida y que los vigilantes del bosque, cuyo señor era el druida, le acompañasen hasta su fortaleza con el arpa.
   Todos en su castillo se alegraron por su regreso triunfal con el grandioso instrumento. Había demostrado ser un gobernante bueno y aventurero, un arpista excelente y un héroe. Desde ese momento, ese lugar se convirtió en lugar de peregrinación para los músicos de todos los reinos y de la laguna manó tanta agua que, aquel riachuelo que causó la muerte de todo aquel ser que bebió de él, como el caballo de Sean, se convirtió en la inagotable fuente de agua de toda la provincia.   

domingo, 29 de mayo de 2011

EL ARPA: “Así que es verdad, pensó, es realmente cierto”

Se decía que siempre había estado allí, pero la gente de los pueblos no se lo creía. Llegó esto a oídos del noble y joven gobernador del territorio por boca de uno de sus sirvientes. Este le explicó: “según cuenta  la leyenda, en el frondoso y oscuro bosque oriental, se encuentra un fantástico instrumento perteneciente al dios de la música. Este era un arpa colosal cuyo sonido no podía ser igualable y su tamaño, inimitable. Estaba hecha de oro y tenía unas franjas con rubíes y esmeraldas en los laterales. Sus cuerdas eran de acero para aquellas manos inexpertas que intentaban tocarla, pero se convertían en las de mejor calidad cuando un verdadero músico las tañía”. “Además”, continuó el sirviente, “aquel que fuera capaz de encontrarla y tocarla se convertiría en el mejor arpista de la historia”.
 El gobernador escuchaba fascinado el relato del cortesano y comenzó a planificar, en su interior, la búsqueda de esa magnífica arpa. El criado, al advertir aquellas intenciones en la cara de su señor, le contó: “muchos aventureros se habían adentrado en esos bosques con ese fin, pero nadie la había encontrado. Por eso, en estos momentos, solo algunos habitantes de los pueblos que colindan con el bosque oriental creen aún en su existencia”. A pesar de esto, el esforzado gobernador decidió no rendirse y emprender la  búsqueda de aquel  maravilloso e inigualable instrumento.
Al amanecer del día siguiente, después de armarse correctamente, emprendió el viaje al oscuro y frondoso bosque…