sábado, 20 de julio de 2013

In Memoriam: José María García Perrote

  En el mundo hay dos tipos de personas: aquellos que cuando pasan por la vida de uno lo hacen como si nada, y aquellos que dejan huella. Entre los primeros, se encuentra la gran mayoría de los que se cruzan con nosotros. José María, sin duda alguna, pertenece al segundo grupo.

  Para todos nosotros él ha sido siempre un ejemplo de vida. Con la suya, nos ha enseñado cómo hemos de vivir para poder decir que no hemos desperdiciado nuestro paso por el mundo. Gracias a él, hemos aprendido las actitudes necesarias para triunfar en los principales ámbitos de nuestra existencia: el familiar, el social y el laboral. Además, también nos ha mostrado que siempre hemos de ser humildes y trabajadores, de tal forma que así nos ganemos el respeto de las personas y sintamos que hemos realizado lo correcto, pero jamás pensando que somos mejores que nuestro prójimo. 

  Asimismo, observando su forma de actuar y de vivir, hemos podido descubrir que él siempre ha sido un gran compañero de trabajo, amigo de sus amigos y un buen padre de familia, pues tanto sus amistades, como sus colegas del trabajo, como nosotros, su familia, le apreciamos y tenemos de él la mejor imagen posible, la de una persona clara, sencilla, liberal, diplomática, que siempre daba buenos consejos y que era servicial, pues para él, como dijo Tagore, “el servir era alegría”

  Igualmente, José María constantemente mostraba una de sus mayores virtudes: el ser agradecido. Es decir, en él hemos podido ver a una persona siempre complacida, que siempre sonreía a todo el mundo, que siempre te recibía con los brazos abiertos, que siempre estaba contento cuando ayudaba a una persona y esta colaboración tenía el fin esperado. En otras palabras, José María era una persona agradable y agradecida, y todos aquellos que le conocimos nos dimos cuenta de esto y, por eso mismo, no pasó por la vida de nadie sin dejar su marca positiva.

Muchas gracias por todo José María


“Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.” Abraham Lincoln

“La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo” François Mauriac

miércoles, 10 de julio de 2013

Las Decisiones y sus consecuencias (Confesión de un abuelo a su nieto)

"Queridísimo nieto:

Ahora que me encuentro en mis últimos días, me gustaría hacerte una confidencia para que no te ocurra lo que a mí, ya que estás en plena época de toma de decisiones. Mi objetivo con esto es que conozcas lo que soñé en mi juventud, lo que acabé haciendo y cómo me siento ahora por ello. Cuando termines de leerlo espero que lo entiendas.

Siendo joven, yo era un soñador dividido en dos facetas: la de estudiante y la de escritor. Sin embargo, compatibilizarlos, a pesar de su apariencia sencilla, no lo fue y no me quedó otra que eliminar a una de las dos dimensiones personales. Cuando elegí cual, aparentemente escogí bien, pues gracias a haber acabado con mi “yo literario”, he podido llegar a donde estoy. Aunque debo reconocer que, desde ese día, me pregunto cómo sería ahora mi vida si no hubiera hecho eso. Este, nieto mío, fue mi primer sueño roto. Pero no fue el único.

También, cuando estaba acabando, finalizando, mi etapa escolar, soñé que podría convertirme en profesor de latín, para poder transmitir mis conocimientos a los estudiantes para así enriquecer sus vidas. Pero la coyuntura económica y los grupos de presión familiares me lo impidieron haciéndome creer que no tendría salida laboral alguna y que lo mejor que podría hacer era olvidarme y dedicarme a las leyes. Les hice caso y con el tiempo me convertí en el jefe y administrador de los negocios familiares. A pesar de esto, nunca me sentí realizado con lo que hice ni orgulloso por ello. Así murió otro sueño.


Nieto mío, a pesar de haber conseguido aumentar el patrimonio familiar y haberme dado un mayor reconocimiento social a mí y a la familia, he de decirte que no son más que cosas superficiales que con el tiempo pasan, ya que nada dura eternamente. Además, para haber hecho lo que hice, pasé por encima de muchas personas a las que dañé y, para realizarlo, ignoré muchos de los grandes valores personales como el respeto y la justicia. Hace ya años que la conciencia me recuerda todo el bien que podría haber hecho a las personas en la enseñanza o en la escritura. 

Tu abuelo, que quiere lo mejor para ti"