sábado, 20 de agosto de 2016

15.08.2016: The Corrs live in Cap Roig

Estábamos en los magníficos jardines botánicos de Cap Roig, un lugar único en el que la contaminación lumínica brilla por su ausencia. La noche era clara: no había ninguna nube en el cielo y la luz de la Luna casi llena iluminaba casi tanto como el alumbrado del recinto. Se podían palpar los nervios. “Les anunciamos que el concierto empezará en 10 minutos” se oyó. La gente empezó a abandonar la zona de cena-pica-pica. Números impares por el lado derecho, pares y presidencia por el izquierdo. “Les anunciamos que el concierto empezará en 5 minutos”. Los espectadores retrasados se arremolinaban en los sitios de espera para que las azafatas les guiaran hasta sus asientos mientras que los que se habían equivocado de lado cruzan las gradas por debajo.  Tocaron las 22h en Calella de Palafrugell: “El concierto está a punto de empezar”. Ya estaba todo el mundo sentado y en el escenario los de la organización echaron un último vistazo para asegurarse de que no faltara nada: los dos tin whistles de Andrea en su micro, guitarras y bajos, el violín de Sharon, el teclado, una de las guitarras de Jim y la elevada batería de Caroline. Todo estaba listo.

Así empezó el concierto

Pasaban pocos minutos cuando, con el escenario vacío, se hizo la oscuridad. Aumentaron los nervios entre el público: estaba a punto de empezar. Pulverizaron agua. El público entrevió movimientos en el negro escenario. Soplaba el viento y movía el telón de fondo. ¿Será eso lo que hemos visto? Nos preguntamos. ¡No! Estamos seguros de que eran personas en el escenario. Empezaron los aplausos. “Jim” gritó alguien en las primeras filas. Se escuchó música profunda y unos platillos. Se iluminó tenuemente la batería en el mismo instante en que esta empiezó a sonar. Durante unos segundos, la situación no cambió: un misterioso baterista estaba tocando, pero seguía en la penumbra. Aumentó el ritmo y terminó el misterio. Focos laterales y superiores de luces blancas iluminaron de manera intermitente a Caroline Corr demostrando su dominio sobre la batería. El guitarrista, Anthony Drennan, y el bajista, Keith Duffy, ya estaban colocados uno a cada lado de Caroline. Jim, en su teclado. Continuó el solo de batería hasta que, repentinamente, paró y se apagó de nuevo la luz. Entonces, sonaron los primeros acordes de “I do what I like”, canción del nuevo álbum White Light, con el escenario iluminado de azul cuando Sharon entró en escena cruzando el escenario saludando y sonriendo. Entró la batería a la canción y, cuando empezaron las primeras voces, apareció, como si flotara, Andrea dando saltos pequeños hasta el micrófono. Estaban allí. Era cierto. Los cuatro hermanos de Dundalk estaban allí y su música. Era un sueño hecho realidad.


The Corrs cantando "I do What I Like"

Terminada la canción, Andrea se nos dirigió en catalán agradeciendo que estuviéramos allí y deseando que disfrutáramos mucho del concierto. Acto seguido, cambió al inglés para expresar su admiración por el sitio y por la noche que había quedado. Consiguió que, durante unos segundos, todo el público mirara la Luna casi llena al decir que era increíble poder tocar con una Luna tan bonita. Siguieron con un clásico suyo “Give me a reason” y después con la primera canción en la que el violín de Sharon hizo más bien de fiddle: la gran “Forgiven not forgotten”. A continuación, volvieron con un tema de White Light, “Bring on the night”, profundo y triste por hablar de pérdidas aunque con un toque de esperanza por saber que habrá un reencuentro con los que no están.

“Yeah bring on the night, I don't care
Turn on the dark, I'm not scared
Spirit money to a flame
Ask that I'll see you again (that I'll see you again)
Yeah bring on the night, I don't care
Turn on the dark, I'm not scared
Wherever it is you left me behind
I'll follow you down the path of my broken heart”

Después tocaron la canción que presentaron en el DVD del MTV Unplugged de 1999: “Radio”.


Fragmento de "Radio"

Empezó entonces lo que yo considero como segunda parte del concierto. La más íntima, la más irlandesa, aquella en la que más se abrieron al público. Esta empezó con el anclaje de dos clásicos instrumentales, “Lough Erin Shore” y “Joy of Life”, en los que Caroline cambió la batería por la caja y el bodhrán, la voz de Andrea se cambió por el sonido del tin whistle y el violín de Sharon pasó a ser un fiddle. 


"Lough Erin Shore & Joy of Life"

Después llegó el turno del clásico entre los clásicos de The Corrs: los hermanos cantaron y tocaron, mano a mano, “Runaway”. Esta es una de las canciones más melodiosas que tienen y la que fue su primer single. Los hermanos nos animaron dieron su beneplácito para cantar parte del estribillo: ¡cantar junto a The Corrs, quién me lo iba a decir!

La siguiente fue “With me stay”, que además de canción, como dijo Andrea, era una oración. Ésta está dedicada a sus padres, ya fallecidos los dos. La canción, que fue emotiva porque nos llegó a todos –en mi caso, hasta el corazón por el fallecimiento de mi padre hace ya casi tres meses-, nos mostró como Andrea, además del tin y las voces, también, con mucho arte, toca el ukelele.  

“Let love light your way
Forever always with me stay
I'll live while I'm alive
Forever always with me stay
With me stay”

The Corrs justo antes de empezar a tocar With Me Stay

Esta fue seguida por “Ellis Island”, canción que toca una temática de rabiosa actualidad, las migraciones –aunque en este caso hablaba de los irlandeses que se fueron a los Estados Unidos y que eran recibidos por la Estatua de la Libertad en Ellis Island-.

“We'll grow up together
Far away from home
Crossed the sea and ocean
To the land of hope (…)
Thanking Ellis Island
Thank you, USA (…)
Every man and woman
Every girl and boy (…)
Sing a song of hope
Sing for us together
Sing we're not alone
Sing we'll go back someday”

Esta parte terminó con “Buachaill On Eirne”, una canción tradicional irlandesa que cantaron en gaélico irlandés de su álbum Home (2005) que estaba en un libro de canciones tradicionales que tenía su madre.

Aquí empezó la parte final del concierto. Aquí volvieron de la mística Irlanda a la Europa moderna y nos ahorraron el estar sentados todo este rato. Primero, con el famoso “Only When I sleep”, seguido por la maravillosa “Queen of Hollywood”. Después le tocó el turno a otro tema de White Light, “Kiss of Life”, y recuperaron el cover de Fleetwood Mac, “Dreams”, la alegre –a pesar de lo que explica- “I never loved you anyway” y terminaron con una canción sobre la energía y la juventud: “So Young”.

“And it really doesn't matter that we don't eat
And it really doesn't matter if we never sleep
No it really doesn't matter, really doesn't matter at all
‘Cause we are so young now, we are so young, so young now
And when tomorrow comes, we can do it all again”

Así se despidieron del público y abandonaron el escenario. Pero la gente, que no habíamos tenido suficiente y queríamos todavía más, les aclamamos y aplaudimos para que volvieran. Sin dudarlo, lo hicieron manteniendo el ritmo con el que habían abandonado el escenario. Tres grandes temas nos regalaron. Primero, de White Light, “White Light”, la canción del álbum que había supuesto su retorno a los escenarios. La segunda, una de las más conocidas en España, “Breathless”. Para cerrar el concierto, nos enseñaron –como ya hicieron años atrás- cómo juntar el ritmo tradicional irlandés con la música moderna con una magnífica versión de “Toss the Feathers”. 

Sharon, Andrea, Caroline (fondo) y Jim Corr tocando Toss the Feathers

¿Qué sentí yo en este concierto? Fue algo espectacular, inigualable e increíble. Sin duda alguna, uno de los mejores conciertos en los que he estado. La espera de casi 10 años ha valido muchísimo la pena. Además, para que negarlo, gracias a eso, los fans hemos estado más ávidos de The Corrs y hemos disfrutado muchísimo más. Los hermanos han vuelto a demostrar que son músicos de verdad y que, para ellos, los vídeos de fondo o el espectáculo están en segundo plano. Ellos, únicamente con sus instrumentos –y aquí incluyo, sin dudarlo, la voz- son capaces de hacer magia, de hacer rugir a todo el público, de hacerlos levantarse de las sillas en un momento, en el siguiente hacerles pensar en aquellos que les han dejado y luego transportarles a bosques y pastos –y, por qué no, a algún pub también- de su amada patria, Irlanda. 

Andrea parecía que volara por el escenario con los saltos y vueltas que daba. Cualquiera diría que era una hada salida de un bosque frondoso de los valles de Wicklow. 

Andrea Corr 
Sharon demostró que era la reina del fiddle, que las cuerdas no podían resistirse ni a sus dedos ni al arco dominado por ella. 

Sharon Corr

Caroline nos enseño su poder sobre los instrumentos de percusión y su dominio sobre ellos, tanto cuando acompañaba a sus hermanos, como cuando hacía solos.

Caroline Corr
Jim completó la magia con guitarras y teclado. Nos permitieron viajar en el tiempo, por el mundo y a nuestro interior en dos horas. 
Jim Corr
Fue mágico. Además de ser muy cercanos y amigables, no solo por agradecer todo en catalán, castellano e inglés, sino también por salir a firmar autógrafos y a hacerse fotos después del concierto. Aunque algunos nos tuviéramos que ir antes y nos quedáramos sin esa foto o firma, en realidad quisimos regalarnos una excusa para poder ir a verles cuando hagan una nueva gira con su próximo álbum (¡que lo habrá!). 

Yo con The Corrs de fondo

Muchísimas gracias a The Corrs y a los organizadores del Festival de Cap Roig por haber hecho posible este espectáculo vivido la pasada noche del 15 de agosto de 2016.