domingo, 16 de noviembre de 2014

El Despertar

La tormenta le despertó. El rayo que impactó sobre una de las torres de su castillo y el estruendoso trueno que provocó le sacó de su reposo. Llevaba en él desde que se vio obligado a desaparecer por haber tenido que perdonar la deuda a esa reina que consiguió descubrir su nombre. "Maldita la hora en la que inventé y canté esa canción" pensó para sus adentros. Había perdido la ocasión de conseguir un aprendiz, un heredero, alguien a quien poder enseñarle lo que había aprendido. ¿Cuánto tiempo habrá pasado desde entonces?¿Unos días?¿Unos años?¿O una eternidad? Esas preguntas le cruzaban la mente porque no podía ser que solo hubieran pasado unos segundos. Para él, desde que tuvo que desparecer del palacio con las manos vacías solo había transcurrido un pequeño instante. Aunque para alguien que va a vivir casi eternamente, que roza la inmortalidad, la percepción del paso del tiempo es muy diferente..

Se levantó de la cama en la que estaba tumbado y se acercó a una de las ventanas que había en la habitación y miró hacia el exterior. Todo parecía igual: el mismo bosque frondoso y oscuro rodeaba su palacio. El graznar de los cuervos y el soplido del viento junto al golpear de las gotas eran los únicos sonidos que se oían. Solo los relámpagos podían iluminar la oscuridad que reinaba esa noche tormentosa. Musitó unas palabras sin dejar de fijar la vista en el infinito de la noche oscura y todas las velas del palacio se encendieron como si no hubieran prendido nunca. Una luz volvía a brillar en el Bosque Negro: había vuelto y con más fuerza que nunca. La última aventura le había hecho aprender. Nunca más. No más errores. Ya sabía como actuaría a partir de ese momento. 

Chasqueó los dedos de su pálida mano derecha y apareció una hoja y una pluma. Sin tocarla, esta empezó a escribir en tinta roja un contrato. Ya era hora de recuperar el tiempo perdido. "Si ha pasado mucho tiempo, la gente debe haberme convertido en un personaje de cuento o haberme olvidado, pero esto no será así durante mucho más. Es hora de visitar a aquellos a los que favorecí, es hora de ver a aquellos que han de cumplir su parte del trato, es hora de visitar a la que fue mi perdición. Es hora de que sepan que Rumpelstiltskin ha vuelto". 

Dicho esto, una nube de humo negro le envolvió y desapareció entre diabólicas carcajadas.