jueves, 15 de marzo de 2012

Los Duelos del Sadhill Saloon IV (FINAL)

AQUÍ LLEGA LA CUARTA Y ÚLTIMA PARTE DE LOS DUELOS DEL SADHILL SALOON

Wyatt apretó el gatillo una vez más contra Billy y oyó el sonido que indicaba una dolorosa realidad: se había quedado sin balas… Sin embargo, él tenía otro en la mano a la que le debía su apodo.

Entonces Walt, riéndose, le dijo:

-Eres el único de los tuyos que sigue vivo pero te has quedado sin plomo, je je je. Por un momento creíste que serías el héroe que me iba a arrestar, pero en vez de eso, te vas a convertir en aquel que murió por ser de gatillo fácil, ¿eh, Wyatt?

-¿Realmente crees saber quién soy, McAusten?- dijo con un odio terrible el Manco.

-Claro, joven, tu fama te precede. Eres aquel limpiador de ciudades que jamás ha perdido un duelo. Por eso, será todo un honor matarte.

-Supongo que, por lo que has dicho, ni me reconoces ni sabes quién soy en realidad- respondió Wyatt-, así que voy a refrescarte la memoria.

-No te comprendo, chico. Claro que sé quién eres. Tú eres un gran duelista que se cree el mejor y que, en breves momentos, se convertirá en un cadáver.

-Te equivocas- gritó con fuerza Wyatt-. ¿Parece mentira que no me reconozcas?

-¿Qué quieres decir? ¿Cuándo nos vimos nosotros antes de esta ocasión?

-Hará ya unos treinta años, tú y tu banda atacasteis una pequeña granja y asesinasteis a todos sus miembros dejando a un pobre niño indefenso de unos diez años huérfano y herido- empezó Wyatt- que se desmayó. Que cuando despertó no comprendía nada, no entendía que hacían allí todos sus familiares muertos. Entonces recordó las últimas palabras de su padre: “Walt McAusten”. Desde entonces juró vengarse…

-Ya recuerdo- le cortó llevándose una mano al revólver-. ¿Vas a decirme que tú eras ese niño débil y herido en la mano izquierda a quién salvé de una muerte segura de uno de los de mi banda?

-Sí- respondió Wyatt al mismo tiempo que sacaba su peacemaker con su mano izquierda vaciándolo entero sobre el pecho del forajido McAusten mientras este solo había podido desenfundar su arma. La venganza es un plato que se sirve frío y este se había servido congelado.

Tras matar al bandido, el Manco fue a buscar a su compañero herido, le ayudó a bajar las escaleras y salieron a la calle, donde el pueblo entero miraba expectante a los que salían. El matasanos, al ver cómo salía Mike, pidió ayuda a dos para que lo llevaran a su casa lo antes posible para curarle.

Una vez allí, el alcalde fue a ver a Wyatt y le dijo:

-El sheriff ha muerto y el pueblo te recomienda para que ocupes tú su puesto, ¿lo aceptas?

-No- respondió tras un breve silencio-. Yo no merezco ese cargo. Lo que hice ahí dentro formaba parte de mi venganza. Es mejor que se lo ofrezcas a él- continuó y señaló con la cabeza hacia el herido.

Habiendo dicho esto, el Manco cogió su sombrero, caminó hasta su caballo, montó en él y se perdió por el horizonte cabalgando hacia un incierto destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario