"Queridísimo nieto:
Ahora que me encuentro en
mis últimos días, me gustaría hacerte una confidencia para que no te ocurra lo
que a mí, ya que estás en plena época de toma de decisiones. Mi objetivo con
esto es que conozcas lo que soñé en mi juventud, lo que acabé haciendo y cómo
me siento ahora por ello. Cuando termines de leerlo espero que lo entiendas.
Siendo joven, yo era un
soñador dividido en dos facetas: la de estudiante y la de escritor. Sin
embargo, compatibilizarlos, a pesar de su apariencia sencilla, no lo fue y no
me quedó otra que eliminar a una de las dos dimensiones personales. Cuando
elegí cual, aparentemente escogí bien, pues gracias a haber acabado con mi “yo
literario”, he podido llegar a donde estoy. Aunque debo reconocer que, desde
ese día, me pregunto cómo sería ahora mi vida si no hubiera hecho eso. Este,
nieto mío, fue mi primer sueño roto. Pero no fue el único.
También, cuando estaba
acabando, finalizando, mi etapa escolar, soñé que podría convertirme en
profesor de latín, para poder transmitir mis conocimientos a los estudiantes
para así enriquecer sus vidas. Pero la coyuntura económica y los grupos de
presión familiares me lo impidieron haciéndome creer que no tendría salida
laboral alguna y que lo mejor que podría hacer era olvidarme y dedicarme a las
leyes. Les hice caso y con el tiempo me convertí en el jefe y administrador de
los negocios familiares. A pesar de esto, nunca me sentí realizado con lo que hice
ni orgulloso por ello. Así murió otro sueño.
Nieto mío, a pesar de haber
conseguido aumentar el patrimonio familiar y haberme dado un mayor
reconocimiento social a mí y a la familia, he de decirte que no son más que
cosas superficiales que con el tiempo pasan, ya que nada dura eternamente.
Además, para haber hecho lo que hice, pasé por encima de muchas personas a las
que dañé y, para realizarlo, ignoré muchos de los grandes valores personales
como el respeto y la justicia. Hace ya años que la conciencia me recuerda todo
el bien que podría haber hecho a las personas en la enseñanza o en la
escritura.
Tu abuelo, que quiere lo mejor para ti"
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